Crónica de un Despojo - CORDIC

 
A finales del siglo XIX el Perú se reconstituía de la debacle que significó la derrota militar con Chile. Grandes capitales foráneos dirigían sus miradas al país que ofrecía un próspero futuro, veían al Perú como potencial generador de riquezas: el caucho, los minerales y la agricultura eran el principal capital que el país tenía. Capitales de México y Londres se asociaron, y capitalistas nativos se asociaron y crearon el Banco de Perú y Londres; de esta fusión, en 1898, se funda en Lima una sucursal de la entidad, y en el puerto se edifica, bajo la dirección del arquitecto ingeniero Felipe Gonzáles del Riego, un hermoso edificio ubicado en la Calle Domingo Nieto, al costado del Castillo Real Felipe.


Esta construcción ornamentaba la entrada al puerto, ya que también una serie de edificios del mismo estilo daban un porte señorial al Callao. Sin embargo, el banco no estaba exento de los vaivenes de la economía caprichosa. Un pánico financiero espantó a los clientes principales, originando una moratoria, antesala de una liquidación que más adelante se concretaría; hablamos de finales de los años veinte. Siendo así las cosas, el banco naufragó en el incierto mar de la economía en el Perú.
 
Consejo trashumante encuentra morada:
 
Después de muchos años el Municipio no encontraba un lugar donde funcionar de manera estable, hasta finales del gobierno de Leguía y en su Patria Nueva. En ese contextopolítico asume en el Callao la alcaldía, por designación del caudillo militar Sánchez Cerro, el señor César Velarde la Barrera; gracias a sus gestiones se consiguió el alquiler del local por la suma de tres mil soles de la época. El regio edificio de estilo neoclásico tenía nueve columnas que le dabanmajestuosidad. Además hay que señalar que el mencionado habitáculo al interior del mismo contaba con el mármol de carrara italiana como protagonista de los materiales en todos sus ambientes: testimonios fotográficos y orales hablan de la bella escalera del material eterno. El edificio como tal era el orgullo de los chalacos, muchos porteños lo recuerdan: sus antecesores se casaron ahí o se inscribieron en el Registro Civil o hacían todo tipo de trámites en sus ambientes.
 
Demagogia y despojo destruyen el regio edificio:
 
Pasarían muchos años y panorama político cambiaría totalmente: el primer mandato de Belaunde (ya a los finales). Ya cometido el golpe militar que lo derrocara, aquí, en el Callao, un militante del antiguo partido del arquitecto se pasó al bando contrario y no tuvo mejor idea, para facilitar la vista del colonial castillo, que demoler el noble edificio. El personaje al que nos referimos es el comandante Armada Peruana Jorge Labarthe Gonzales. Suena a pueril el pretexto que se esgrimió en su momento para justificar el grave atentado contra la cultura arquitectónica del puerto. Algunos protestaron ante el abuso, pero la grita adulona del alcalde acalló todo tipo de queja o malestar.
 
Papel de la prensa en el hecho:
 
El 2 de enero de 1970, una vez consumado el hecho, asume la alcaldía designada por el gobierno militar el señor Eduardo Carrillo Burgos, personaje que tampoco hiciera mínimo intento de investigar el hecho, solo se sumó a la loa fácil y acomodaticia del nuevo régimen que, a la postre, tenía dos años gobernando el país. Preguntamos: ¿cuál fue el papel de la prensa en los hechos? Respuesta: ninguno. Solo encontramos una pequeña nota de prensa aparecida en el diario El Callao el 28 de febrero de 1970; no sabemos a ciencia cierta si alguna entidad cultural o alguna área del Ministerio de Educación se interesara en el hecho. Nuestra búsqueda ha sido en vano, no hay registro alguno; la mencionada nota solo señalaba las molestias que el desmonte ocasionaba y la proliferación de malvivientes que de las sobras buscaban alguna ganancia. Triste es ver el papel de que, con algunas excepciones, algunos callaran en todas las formas. ¿Qué motivó este atropello? ¡La ganancia! No tenemos opiniones concluyentes, solo el vago pretexto de un buen señor que un día actuó con prepotencia y arbitrariedad.
 
Foto-drama de la memoria:
 
Caminando por la Calle Sáenz Peña ingresé a una notaría en donde visualicé (en las paredes, a manera de adorno) cuadros del Callao de mis antecesores. Vio el antiguo Palacio Municipal y compaginé en mi memoria con el terreno que ocupaba y que ahora inútilmente el Municipio quiere mantener embellecido, y sentí escalofrío y pena al comprobar el primitivismo en el actuar de las autoridades de ese tiempo que se aprovecharon de la ignorancia y la ceguera de esa época que no debe repetirse: atentaron contra la belleza arquitectónica del Callao. Tal vez ése sea el móvil al escribir esta crónica: no fomentar el olvido sino recordar para no repetir el error.
 
Bernardo Valdivia Merino
 
Base Bibliográfica
  • Ricardo Pérez Torres Llosa - Mis Lecciones de Geografía e Historia del Callao
  • Eleuterio Vigil Peláez - Semanario Brisas Porteñas
  • Sr. Santiago Valencia, colaborador de la Biblioteca Pública del Callao

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