Piñera al visitar Arica, cerrando como un final de derrota su gobierno conservador, neoliberal, uno más de Chile, pretendió que por lo menos el Sindicato Nº 1 de Pescadores Artesanales de Arica no lo recuerde mal, sobre todo si asevera, erradamente, que el Triángulo Terrestre no pertenece al Perú. Errores de táctica u óptica del ya ex huésped de La Moneda, renegando por los 50,284 km² de mar de los 66,680 que solicitó el Perú, concedidos por la CIJ de La Haya.
Es hora que “a breve plazo” –lo dice la canciller peruana Eda Rivas– se ponga candado a esta cuestión, zanjada el 27 de enero, a pesar que no satisfizo a las mayorías nacionales del Perú.
Pero no olvidar de replantear el presupuesto 2014 en materia de recursos bélicos. Nuestras fuerzas armadas necesitan un mayor equipamiento de primera, inclusive preparar técnicos para fabricar las armas que el país requiere porque lamentablemente tenemos vecinos impulsivos, ejemplo, Chile, el que desde 1879 usufructúa indebidamente Arica, Pisagua, Chipana e Iquique, pertenecientes a Tarapacá, territorio peruano; luego Tocopilla, Chuquicamata, Angamos, Mejillones, Taltal, todos estos lugares dentro de Antofagasta, perteneciente a Bolivia, con el cual tenía el de la estrella solitaria límites a partir de Taltal, a través de Chanoral limitaban, no con el Perú.
La guerra del guano y el salitre permitió a los chilenos ocupar aquellos territorios productores de cobre, las salitreras, utilizando la fuerza de la equivocada razón.
Chile está obligado a respetar el fallo del 27 de enero de 2014, saber asimismo que a partir del Triángulo Terrestre empieza la frontera terrestre con Perú. Y el Perú debe ejercer su soberanía sobre el Chinchorro ubicado dentro de Arica. ¿Para qué molestarse al regir el siglo del conocimiento, de lo digital, de la llamada globalización?
Observen los chilenos nomás como después del conflicto del Cenepa, año 1995, el comercio entre peruanos y ecuatorianos se ha incrementado respecto de los negocios diversos en Huaquillas y Aguas Verdes al ponerse punto final a ese diferendo limítrofe que perjudicaba principalmente al país de Correa. Aunque cedimos patrimonialmente Tiwinza de 1 km² de terreno para recordar a los muertos de ambas naciones, sin perder allí la soberanía. Aun el Proyecto Puyango-Río Tumbes, el cual rehabilitará 41,000 km² de terrenos a favor de un millón de agricultores tanto del Perú cuanto de Ecuador, les servirá de impulso entonces a sus ideales de superación.
Algo similar podría ser la tierra del Loa, antes desagraviar a dos repúblicas que destrozó bárbaramente.
De concretar ese tipo de actuar, si gusta de la nueva diplomacia con praxis, podría servir para que E.U. y Canadá de una vez zanjen aquel litigo que los enfrenta desde hace 230 años, unos islotes de 8 manzanas del tamaño de nuestro Campo de Marte, donde sobresale la maravillosa obra escultórica del genial macatense Artemio Ocaña Bejarano, Barón de Catania (Italia), compadre de J. C. Mariátegui La Chira, los coloca frente a frente, dispuestos a todo. O China y Nippon, disputándose las 5 pequeñas islas volcánicas, más tres rocones, que se conocen por Senkaku, deshabitadas, de 7 km. de extensión, ubicadas en lo más estratégico del Mar del Este de la Catay de Marco Polo, no vayan a encender la tercera guerra mundial, sería lo fatal para el planeta. Inclusive Honduras y El Salvador podrían solucionar lo existente en el Golfo de Fonseca: la Isla Conejo de ½ km² de extensión, ocupada por tropa hondureña, la que aprovechóse entre los años 1980 y 1992 cuando El Salvador se desangraba a causa de una guerra civil interna; dícese que hubo un acuerdo no escrito tendente a impedir el tráfico de armas para la guerrilla, sin embargo en julio de 1969 estalló la “Guerra de las Cien Horas”. Luego Brasil y Bolivia serían capaces de arreglar el lío por la isla Suárez de 2,580 km². ¿Qué decir de la deshabitada isla Perejil de 50 m. de largo por 300 m. de ancho, enfrentando a España contra Marruecos desde antes de julio del 2002, acá ya hubo serios problemas de ocupación al asaltar la infantería española para desalojar a la Marina Real Marroquí, esto dio motivo al Acuerdo de Rabat que firmaron Ana Palacio y Mohamed Benaissa, ministros de Asuntos Exteriores respectivamente de dichas naciones?
Son problemas pendientes esperando la solución seria, pues las fronteras de esos pueblos u otros con los mismos efectos de incomodidad todavía calientan el hemisferio. Así peligra la paz del hombre, quien desea tranquilidad en el orden, seguridad para el desarrollo, bienestar con felicidad. Se trata de justificados deseos también de los pueblos del Perú y Chile a los cuales pretenden los oscuros grupos de poder enfrentarlos.
Chile pretende a estas alturas apoderarse de la ex cautiva, heroica Tacna, especialmente hacer suya la codiciada Tarata, la que devolvió al Perú hacia 1925 tras muchos trámites enredados entre vejámenes, dilaciones, pillerías, asesinatos, etc. No olviden que Pichonet dijo alguna vez que “Chile es un estrecho territorio, ya no da para más. Hay que mirar al norte. La frontera por el norte es hasta el río Majes”. Entonces sueña con invadirlo a través de acorazados, comandos, misiles, no obstante que lo hace mediante las inversiones económicas, primer frente de avanzada con sutileza.
El tiempo de la unidad continental está sobre la agenda. ¿Para que desecharla? Todos los países de Nativoamérica, sin excepción, tienen que constituir una sola e imbatible ola, la de la pujanza, la del influjo. El que se oponga, recordamos a san Mateo: “Y le costará por medio, y pondrá su parte con los hipócritas: allí será el lloro y el crujir de dientes”.
Llamado sincero al pueblo chileno del pueblo peruano: No dejarse engañar otra vez por sus oligarquías como lo hizo en 1879, después los mataron con los cañones robados al Perú en Santa María de Iquique. Recordad la historia.
Callao, 15 de Febrero de 2014
LA JUNTA DIRECTIVA
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